Para Gerardo

No es la primera vez que huyo para encontrarme.

Es una tontería pensar que la distancia va a ayudar para olvidar, ¡es cuando más te pones a pensar y recordar! Qué estupidez la mía, es inútil. Aquí estoy, a miles de metros sobre el cielo viendo del lado derecho a la luna brillante, misma luna que tal vez tú estés viendo en estos momentos y del lado izquierdo un magnífico amanecer. La mezcla de colores que se hace en el cielo es hermosa, ojalá pudieras verlo a través de mis ojos.

Las primeras horas del viaje estuve enfocada en asegurarme de haber empacado todo, de repetir mentalmente el itinerario, los horarios, las salas de espera, las escalas. Aún en la última sala de espera estaba nerviosa de no haber olvidado nada. Pero ahora que estoy sentada en el avión, rodeada de gente que no conozco, empiezo a darme cuenta de lo que realmente estoy haciendo aquí. Estoy huyendo porque todo allá atrás me abruma, porque hace 2800 metros pensaba que todo me estaba saliendo mal y porque decirte adiós me consumió el alma. Nadie me dijo que del otro lado del mundo se iba a arreglar todo, pero quiero retarme a solucionar problemas reales, como saber llegar a mi casa preguntando a la gente. Visitar la mayor cantidad de lugares, sabiendo que aún así me faltará por conocer muchos más y no sentirme frustrada por eso. Ordenar comida en un restaurant deseando no equivocarme y pedir caracoles o algo que me resulte asqueroso. ¿Sabes a lo que me refiero?

La azafata acaba de traerme mi cena o desayuno, depende de la perspectiva que lo veas. No estuvo mal. Faltan 3 horas para llegar a Santiago de Chile y el cielo ya está completamente iluminado. Aquí es de día mientras tú seguro sigues dormido a mitad de la noche. Perspectiva.

Intento dormir un poco, pero sólo consigo escuchar en mi mente algunas frases que me duelen “lamento mucho que no haya sido como tú querías”, “no estás dentro de mis prioridades”, “no te prometo nada, pero mi situación está por terminar en cualquier momento… entonces tal vez podamos volver a ser nosotros”. Mientras estaba contigo, sólo tenía en mi mente las partes bonitas, aquellas que me hicieron enamorarme. Ahora que todo acabó, sólo consigo recordar las tristes y me doy cuenta que esas eran la que abundaban. ¿Por qué seguías conmigo si veías que no era feliz? ¿Por qué seguía contigo si veía que no eras lo que yo quería? Somos un caos juntos, pero al menos estamos juntos. ¿Así es como funciona? ¿No podemos volver a ser lo que éramos antes?

‘El que vuelve de un viaje, no es el mismo que el que se fue’, escribí en un viejo blog hace años. Acaban de anunciar que estamos próximos al aeropuerto de Santiago. Estoy lista para empezar la aventura. Y parte de la aventura es no saber cómo va a terminar. Lo que he aprendido, es que cada que regreso a casa la situación no ha cambiado, pero de repente deja de importarme. Quiero pensar que no vengo a olvidarte, sino a encontrar los motivos para que dejes de dolerme…

Con amor,

Sofía

Leave a comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *